Las piedras en los riñones, también conocidas como cálculos renales, son una afección dolorosa y común que afecta a millones de personas en todo el mundo. Cuando se diagnostican, es fundamental decidir entre el tratamiento conservador o la cirugía para aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. En este blog, analizaremos ambas opciones para ayudarte a comprender cuál podría ser la mejor para ti.

Tratamiento Conservador: Cuándo es Adecuado

Piedras Pequeñas: Si las piedras son pequeñas (menos de 5 mm), es posible que pasen por el tracto urinario por sí solas. El tratamiento conservador puede incluir hidratación abundante, analgésicos y medicamentos para ayudar a expulsar las piedras.

Ausencia de Complicaciones: Si no hay signos de infección, obstrucción renal, o dolor incontrolable, los médicos pueden recomendar esperar y ver si las piedras se expulsan solas.

Tratamientos Médicos: En algunos casos, se utilizan medicamentos que ayudan a disolver las piedras o a facilitar su expulsión. Esto es más común para piedras de ácido úrico.

Cirugía: Cuándo es Necesaria

Piedras Grandes o de Forma Irregular: Las piedras mayores de 6 mm o aquellas con formas irregulares que no pueden pasar por el tracto urinario suelen requerir intervención quirúrgica.

Complicaciones: Si las piedras causan infecciones recurrentes, daño renal, o dolor severo, la cirugía puede ser la mejor opción. Esto también se aplica si la piedra está bloqueando el flujo de orina.

 

Tipos de Cirugía:

 

    • Litotricia Extracorpórea por Ondas de Choque (LEOC): Utiliza ondas de choque para romper las piedras en fragmentos más pequeños que luego pueden ser expulsados.

    • Nefrolitotomía Percutánea (NLP): Involucra la extracción de piedras grandes mediante una pequeña incisión en la espalda.

    • Ureteroscopia: Un procedimiento en el que se inserta un endoscopio a través de la uretra para localizar y extraer las piedras.

Consultar con un Médico de Confianza

La elección entre tratamiento conservador y cirugía depende del tamaño, la ubicación y el tipo de piedra, así como de la presencia de complicaciones. Consultar con un urólogo es esencial para determinar la mejor opción según tu situación específica.

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